A principios y mediados de los 70, Carole King estableció el estándar para el suave género de cantautores. Este segundo fue eclipsado por el gigante «Tapestry«, su primero. Pero el paso del tiempo permite ver que es un logro artístico válido por derecho propio, y no una pálida continuación del anterior. Por su variedad, este disco es difícil de resumir en pocas palabras. El piano característico de Carole y la percusión suave se aplican a un excelente grupo de canciones impresionantes.
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