19 mayo, 2023 Por Elbio Córdoba 0

LA VELOCIDAD DE LA TORTUGA

No me parece útil gastar tiempo en hablar de dinero. No es dinero lo que falta sino tiempo bien utilizado. Cuando el foco se pone en el dinero, éste falta. Cuando el foco se pone en cómo invertir mejor el tiempo, lo más probable es que ese tiempo se invierta en buscar discos que den placer, obras que seguramente van a aparecer si se les da tiempo para que lo hagan, no si se especula como mecanismo de obtención de material. No si se vive pidiendo rebajas, no si se vive con la queja constante de «lo caro que están los discos» (queja absurda y pobre como toda vaga generalización), no si uno se la pasa corriendo tras las oportunidades de ahorrar dinero cuando aparece algún lote que alguien quiere soltar por pocas monedas. No si uno se la pasa criticando las estrategias comerciales de tal o cual vendedor. No está mal hacer todas estas cosas, lo que me parece equivocado es celebrarlo. Es “mostrar la hilacha” como se acostumbra decir, es levemente degradante, por decir algo suave.

Cuando comencé a vender discos usados, me di cuenta inmediatamente de que no iba a ser algo fácil y descansado. Apenas comencé, me llegaron historias de varios vendedores que se habían cansado de los vinilos y habían soltado los últimos por ciertas cifras dudosamente aceptables. Más allá de que está muy bien sacarse cuanto peso de encima se pueda, convencido de que se anda más liviano con lo puesto y nada más, creo que no es saludable abandonar, desperdiciar o despreciar lo que se tiene. Se trata, en todo caso, de tener tiempo para pensar en cómo distribuir los pesos de maneras adecuadas.

Lo primero que entendí es que sólo se trataba de transformar mi discoteca en disquería. Para eso se necesita menos dinero que tiempo. Primero fueron tres o cuatro meses con dos cajones en una feria. Después fue un pequeño local en una pequeña ciudad. Un año más tarde comencé a colocar cajones en librerías de otras ciudades. Dos años más tarde fue esta página web que en agosto de 2023 cumple tres años. Hace un año fue incorporar bateas a una disquería de una ciudad grande. Hoy, en mayo de 2023, estamos inaugurando una disquería en el centro de una ciudad grande. Actualmente (por ahora), Vinilos Argentinos es una página web y tres disquerías físicas en dos ciudades distintas. Ya hay ganas de abrir, sin apuro, nuevos lugares. Ya veremos dónde.

Desde que arranqué con la venta de vinilos, tengo sobre mi escritorio una pequeña tortuga marrón de loza, con patas y cabeza móviles. Es simbólica y simpática. Sobre su caparazón tiene una tortuga más pequeña; entiendo que me indica que, si el camino va a ser largo, conviene cuidar a los más pequeños (entiendo que son mis discos: cada paso mío los involucra). La tengo porque me recuerda que a la carrera entre la liebre y la tortuga, siempre la gana la tortuga. Es decir, la constancia, la paciencia y la serenidad le ganan siempre a la desesperación, la intemperancia y el nerviosismo. Se trata de ir paso a paso con el disfrute como manera de caminar. Quizás hasta debo generar la desesperación en otros que entienden que debe irse a otra velocidad. La especulación, el cotilleo, la traición, la mentira, la estafa, son artífices de los abismos. Quienes han abandonado el consumo de vinilos por ir corriendo a otras experiencias, se han encontrado con que también esas experiencias resultaron pasajeras. No está ni mal ni bien, simplemente queda demostrado que el salto de aquí para allá con los soportes de disfrute es más desgastante que el disfrute concentrado y fiel a lo que sabemos que no nos va a defraudar. Los vinilos son fieles, cualquiera se da cuenta de eso.

Elegí adoptar la velocidad de la tortuga porque entendí que no iba a competir con las grandes disquerías. No porque yo no tuviera los recursos de esas empresas, sino porque esas empresas tienden a no poder tener los discos que yo sí. Lo mío y lo de otros amigos con disquerías independendientes son los discos usados. La mayoría de estos discos no se vuelven a editar. Algo similar ocurre con los libros usados: las librerías de nuevo no tiene los libros que ya no se reeditan, las librerías de usados sí. Visto así, son las grandes disquerías las que no pueden competir conmigo. Es muy probable que los discos que buscan los coleccionistas se encuentren más en las bateas de usados que en las de nuevos.

Insisto en que es mejor focalizar en el uso del tiempo que en obtener dinero. Si se sabe tener tiempo, el dinero viene por inercia. Mientras la liebre necesita agitarse en busca de sponsores, la tortuga camina sin detenerse y sin apurarse. Sabe avanzar con el tiempo necesario para pensar cual es el mejor modo de dar cada uno de sus pasos.-