21 mayo, 2025 By Elbio Córdoba 0

LA SALIDA ES OTRO CAMINO

Desde que apareció el revival del vinilo, nos hemos dado en buscar lo que de rescate podía encontrarse en los armarios de los anteriores compradores, los de entonces, los de las décadas del sesenta al noventa. Esto de rescatar piezas de entonces tiene algo de orfebre, algo de cartonero y algo de coleccionista. Ese trabajo es al que nos dedicamos unos cuántos, con algo de inversión y bastante de práctica social (entre individuos generalmente poco sociales), de encuentro, de aprendizaje y de experimentación en el arte de negociar.

De vez en cuando aparecen los así llamados lotes (que no son más que un montón de discos arrumados en algún rincón) que algún casual o causal buscador pone a disposición de la posible clientela por un precio que obviamente no pagó, cosa que a esa altura ya no importa. Lo que sí importa es que el fenómeno tiene distintas expresiones y fórmulas, muchas de las cuáles surgen del encuentro espontáneo de aficionados al universo del vinilo (porque el dinosaurio que atrae es el disco de vinilo, el CD y el casete son la periferia de las ferias).

Hablando de ferias, es ahí donde se produce la dinámica del encuentro y la evolución del fenómeno. Desde hace algunos años, con mayor o menor alcance, las ferias son una rutina de fin de semana que ocurre en distintas ciudades pero con una frecuencia hoy semanal instalada sin descanso. Durante la semana, el trabajo de los vendedores de discos pasa por los locales y las páginas virtuales. Durante el fin de semana se agregan las ferias. Allí, por lo visto hasta ahora, todo ocurre de acuerdo a acuerdos amistosos entre participantes que van reemplazándose cada tanto obedeciendo a una lógica de integración o desintegración propia de los vaivenes emocionales humanos. Están quienes estuvieron en una de las ferias y quienes a esas no asisten por afinidad o discrepancia con los coordinadores o los competidores. Dinámicas sociales que varían según las circunstancias y las oportunidades pero que parecen estar pidiendo la aparición de instancias algo más “institucionalizadas”. Lo alternativo de este tipo de economía hace que cada uno se arregle como mejor le salga y muy pocos (por no decir casi absolutamente nadie) son los que piensan que otra manera, más organizada y colaborativa, mejoraría el escenario por el que transitan las compras y las ventas de discos de vinilo.

Sólo los que se adaptan sobreviven, ya sabemos. Pero algunas cosas podrían ser un poco más racionales y confortables. Bueno sería que no quede solamente en que cada kiosquero con su kiosquito sea lo habitual y nada más. Bueno sería establecer un medio de comunicación, colaboración, asesoramiento, consulta y discusión, un modo de defensa del sector para no ser carnes individuales del cañon de fabricantes y poderosos, que fijan precios y hacen correr a los codazos, en preventas y situaciones similares, a los pequeños revendedores.

No digo una sindicalización para que algunos vivan de esa supuesta tarea de representar a los trabajadores sino a una especie de espacio donde nos podamos comunicar desde lo que somos: vendedores independientes, que nos agrupemos más allá de las conversaciones ocasionales. La información mejora el salario, democratizarla sería saludable. Pero somos humanos y sabemos que si nos adelantamos a nuestros iguales, creemos estar saliéndonos con la nuestra. En el camino nos hemos ido conociendo, los melones se han ido acomodando en el traqueteo. Y la salida parece estar encontrando, como siempre, formas más o menos monopólicas, mientras los comunes se pelean por migajas.

Los libreros independientes argentinos tienen su propio WhatsApp, de ahí ha surgido la Cámara Argentina de Librerías Independientes. Eso los ayuda, entre otras cosas, a defenderse de las corporaciones que se han adueñado del negocio de libros. Quizás sea nuestro  momento de tener, aunque más no sea, un canal de información, debate y convivencia que deje atrás la etapa del “cada uno arréglese como pueda” y del “ojo con tal o cuál estafador” y poco más. Para que el final no sea el de la muerte del que no se adapta a las nuevas reglas impuestas desde arriba y desde afuera por los que muy pocos conocen, bueno sería participar de un diálogo más al alcance de todos. Para que la salida sea más disfrutable, lo mejor sería comenzar otro camino.