LA PAUSA FRÍA

Si bien es fácil culpar de mis desgracias a todo lo que no sea yo, más saludable es ver qué parte de mí participa del problema. En 2023 la venta de discos de vinilo era la más alta de los últimos tiempos. En 2024 declinó un poco y en 2025 será menor, evidentemente. Esperemos los resultados a fin de año para dar números precisos. Pero hay una meseta que parece durar unos cuántos meses.

Ya lo hemos visto con el CD, la aparición de los pequeños discos en venta de kioscos fue el anuncio de un final. Como sabemos que son olas que van y vienen con algunas diferencias, lo que podemos entender es que todo es transitorio y, a una elevación de ventas y consumo, le sigue una disminución y los ciclos suceden en mayor o menor volumen.

Este año, más allá de las crisis económicas, las estrategias de supervivencia no parecen dar los resultados que nos pongan contentos a todos. Se vende poco, todo está caro, se camina mucho y se encuentra poco. Los aranceles de Estados Unidos están frenando las importaciones y la crisis comienza a producir más canje que compra y venta, más quietud que circulación. Reediciones más baratas, en manos de distribuidores intentan rascar lo que queda en los bolsillos de un mercado ya bastante reducido.

“Nadie se hace rico poniendo un librería”, escuché el otro día. Una disquería tampoco, aporto. Pero un fábrica de vinilos o una distribuidora tal vez sí. En tiempos oscuros gana el que da a luz más que el que vende lamparitas al por menor.

Pero luego de unos meses, los melones se acomodarán y vendrá otra ola. Creo que a fin de año se empezarán a iluminar los faros. Mientras tanto, desconectarse del trabajo, no planificar pasos inmediatos, dedicarse a pequeñas tareas, reconocer mi parte de responsabilidad en la crisis y tomar fuerzas para lo que vendrá en 2026 (un año que tendrá cambios y nuevos rumbos), creo que es aprovechar de la mejor manera el descanso que ofrece esta pausa fría.-